Hay quienes quieren generar un debate sin sentido sobre esta cuestión. No eres mejor por hacer más carreras de montaña o más de asfalto

¿Montaña o Asfalto? Muchos dicen que cuando descubren la montaña ya no quieren volver a correr en asfalto y desprecian a los que lo hacen. Lo importante siempre será el respeto a las decisiones de los demás y además se pueden combinar ambas modalidades sin ningún problema.

Correr en montaña no es fácil

Empezar a correr por asfalto es fácil. Coger un ritmo cómodo en un terreno llano nos ayudará a incrementar poco a poco nuestro nivel. ¿Y la montaña? Hay quien opina que, previamente a correr por montaña, primero hay que tener un bagaje en asfalto. Sin duda, será una ayuda haber corrido antes en asfalto.

Si has decidido probar, después de algún tiempo en el asfalto, debes saber que el terreno por el que vas a correr tiene cuestas, arriba y abajo, y que no son como las de una carrera de asfalto. Aquí los desniveles suelen ser mucho más fuertes.

Además, el terreno es irregular, por lo que, además de usar el calzado más adecuado, deberás entrenar tu pisada para adaptarla a la superficie que vas a pisar. Puede haber piedras, rocas, arena suelta, senderos estrechos, hierba, etc.

En la montaña, no tienes que correr todo el tiempo

Buena, noticia, ¿verdad? O no, según se mire. Si las cuestas que subes no tienen una fuerte pendiente, quizá puedas mantener un trote a buen ritmo, pero lo normal es que en muchos tramos debas parar y caminar. Y no es nada malo. Al contrario, es una manera de descansar, recuperar y poder encarar corriendo los llanos y las cuestas abajo.

Te darás cuenta de que serás incapaz de llevar un ritmo constante, debido a la orografía del terreno. Por eso, si llevas un reloj con GPS, olvídate de mirar la velocidad a la que vas.
Sí, aunque le llamemos trail running o correr en la montaña, en la mayoría de las carreras o rutas, y salvo los especialistas o los que se meten en el top 10, lo que hacemos realmente todos es corri-andar, o CACO (Caminar-Correr).

La salida de una carrera de montaña

Suele ser diferente a la de una carrera de asfalto. Aquí, cuando se da el disparo de salida sólo unos pocos salen realmente enchufados. Son los buenos, los que van a disputar la carrera. La mayoría sale trotando suavemente. Muchos, si la carrera es muy larga, incluso salen caminando. Ya tendrán tiempo de correr.

Así que, ya sabes, no salgas a tope el primer kilómetro, porque lo puedes pagar más adelante. De todas formas, la montaña pone a todos en su sitio, y la primera cuesta que te encuentres te hará frenar. Es más, seguro que será mucho más dura de lo que pensabas.

Los avituallamientos

Es uno de los mejores momentos de una carrera. Como correr por la montaña desgasta bastante, en muchas carreras llenan los avituallamientos con multitud de productos diferentes. Desde el agua y la bebida isotónica, a comida de todo tipo: barritas, chocolate, membrillo, plátano, naranja, frutos secos ¡y hasta gominolas!

Lo normal es que en un avituallamiento aproveches para descansar y recuperar energía con la comida. No tiene nada que ver con el avituallamiento de una carrera de asfalto, en el que coges la botella de agua sobre la marcha y sin parar; o en el caso de un maratón, que puedes detenerte apenas unos segundos a tomar un trozo de fruta en los últimos kilómetros.
Aquí aprovechas para comer, te recreas, charlas con los voluntarios, o comentas la carrera con otros participantes.

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Subir y bajar

Los expertos corredores de montaña suelen decir que lo ideal es que seas bueno tanto subiendo como bajando. Aunque lo habitual es que se te dé mejor una cosa que la otra. Algunos dicen que las carreras realmente se ganan bajando. De hecho, hay corredores que sacan muchas distancia a otros en las subidas y luego la pierden en las bajadas.

No importa qué se te dé mejor. Trata de entrenar bien ambas cosas. Eso sí, en las bajadas la técnica es muy importante. Requieren de agilidad, anticipación y, si quieres bajar rápido de verdad, mucha autoconfianza y una dosis de sangre fría. Porque es en las bajadas donde se producen normalmente las temidas caídas.

La peligrosidad

El terreno montañoso modifica nuestra pisada, menos uniforme y más inestable. Por eso debemos pisar fuerte y con seguridad. Para ello, no está de más fortalecer los ligamentos y los tobillos de nuestro tren inferior.

Aunque cuidado, tampoco es cuestión de mirar siempre al suelo! Combina mirar al suelo y al frente, ya que un tronco o cualquier otro obstáculo puede darte un disgusto. En asfalto, la “peligrosidad” del terreno baja mucho ya que generalmente suele ser plano. Y es por ello que tendemos a mirar poco al suelo.

Foto: Nayib Daabal