En el estado venezolano de Apure se encuentra el hato El Cedral, puerta de entrada a los llanos, una vitrina ecológica que alberga la más variada diversidad de flora y fauna de las sabanas venezolanas, escenario de un hermoso concierto.
Cuando hablamos de Venezuela se resaltan muchas cosas, entre ellas, sus bellos paisajes, su clima, su cultura y su gente, todo tiene su historia y cada una es tan interesante como la otra, decimos que tenemos una Cordillera Andina, donde el frío es el principal personaje, todo el norte flanqueado por hermosas playas paradisíacas, el sur oeste con selvas y tepuyes que nos recuerdan la creación de la tierra, y los llanos venezolanos que poseen esa magia única del folklore venezolano, donde nace la música con arpa, cuatro y maracas, allí donde con la salida del sol esperan las vacas el ordeño, las aves sólo emprenden su vuelo para adornar el azul del cielo.

Y en esos llanos venezolanos se encuentra el Hato El Cedral, ubicado entre San Fernando de Apure y Barinas, son 53.000 hectáreas de llano apureño que se preservan desde hace más de cincuenta años.
En el 2008, sus dueños accedieron vender la propiedad al gobierno manteniendo el diez por ciento en su poder y conformando una empresa mixta cuya principal función es la cría de ganado vacuno y de búfalos. Sin embargo, su actividad más conocida es el turismo. Su reputación e importancia como reserva natural mundial la respaldan instituciones como National Geographic, BBC, Discovery Channel, diferentes zoológicos y universidades internacionales y nacionales.

Esta vez recibí la invitación para presenciar algo algo distinto: un concierto en el llano. ¿Alguien se puede imaginar a una banda de músicos sentados frente a un director en medio de una sabana? pero esta vez fué mucho mejor, la empresa Akanan Travel & Adventure, organizó un evento que tuvo como principal invitado a un gran músico venezolano, Luis Julio Toro, quien con su flauta nos puso literalmente a soñar con sus melodías en una noche especial, adentrados en las instalaciones del Hato El Cedral.

En esta visita aprovechamos de pasear por esa extensa sabana y apreciar toda la flora y fauna que vive dentro de ella, una gran cantidad de aves e incluso algunas migratorias nos deleitan con su presencia, nos dió tiempo para navegar sobre algunas lagunas donde podemos ver grandes cantidades de tortugas de agua dulce y babas, también pudimos observar al Caimán del Orinoco.

Y nada como llegar y disfrutar de una buena cena, que todas las noches nos esperaba en el Campamento Matiyure, la noche comienza con unas palabras de Luis Julio Toro, quien nos muestra parte de sus instrumentos y reliquias que tienen su historia, melodías van y vienen, el fino sonido que produce su flauta transversa, nos hizo perder por un instante, el disfrutar de ese concierto no tiene nombre, la verdad fué un grato placer.
Fotos :Alexis Golding @alexisgolding