Cuando pasamos la tarde en el gimnasio o salimos a correr después del trabajo nos centramos principalmente en hacer ejercicio, en despejar la mente y en olvidarnos de las preocupaciones del día a día aunque solo sea por un momento (como es lógico). Sin embargo, descuidamos un aspecto fundamental como es nuestra piel. Llegamos a casa, nos duchamos y abandonamos los cuidados que la piel necesita después de sudar y hacer deporte.

Mientras realizamos un esfuerzo físico de forma continuada, los poros se abren favoreciendo la penetración del sudor, la grasa y los demás residuos que obstruyen el poro. Pero ahí no queda la cosa, ¿nunca te has parado a pensar en las bacterias que pueden quedarse en las máquinas de un gimnasio? ¿O en el daño que el sol le puede hacer a tu piel si sales a correr?

Algunos sudamos muchísimo, otros muy poco, pero todos lo hacemos y en el proceso eliminamos toxinas y nuestros poros se dilatan. Es muy importante que cuidemos nuestra piel cuando hacemos ejercicio para evitar brotes de acné, puntos negros, obstrucción de los poros, piel seca, entre otras complicaciones.

 ¿Qué debes hacer?

Dúchate con agua tibia o fría

Esto es un paso obvio. Todas nos duchamos después de haber pasado una jornada entera en el gym o habiendo jugado un partido de tenis con nuestras amigas. Pero no siempre lo hacemos con el agua a la correcta temperatura. Por mucho que nos apetezca darnos una ducha bien calentita lo mejor es que te enjuagues con agua fría, o en su defecto, tibia para cerrar todos los poros. De lo contrario, solo resecarás la capa externa de la piel. Además, estimularás el riego sanguíneo y te ayudará a descansar mejor por las noches.

La ducha de agua caliente no es la mejor opción después de hacer ejercicio
 

Hidrata, hidrata e hidrata

El paso fundamental que nunca puede faltar en tu rutina de belleza… y deportiva. De nada sirve haberte embadurnado de crema justo antes de hacer ejercicio si después no reparas los estragos que el sudor causa en nuestra piel. Gracias a la crema hidratante tu piel recupera los nutrientes y la humedad perdida durante el ejercicio. Y, por supuesto, no hace falta decir que no solo te la apliques en el rostro, sino también en el resto del cuerpo, especialmente en las manos y pies.

Presta atención a tu cabello

La piel no es lo único que se resiente tras horas machacándonos en el gym. El cuero cabelludo también sufre (y mucho) con la combinación de sudor y productos que previamente nos hayamos aplicado como lacas o fijadores. Cuando llegues a casa enjuágalo con agua fría y utiliza un champú hidratante para nutrirlo y aportarle brillo. De esta forma, estimularás el riego sanguíneo y evitarás la acumulación de grasa en el cabello. ¿Un truquito? Cada vez que hagas ejercicio opta por ir con el pelo recogido en una trenza o cola de caballo.

¡Tu cabello sufrirá mucho menos que si lo llevas suelto!

 

Exfolia tus pies

¿Creías que con un poco de crema hidrante era suficiente? ¡No! Los pies soportan el peso de todo el cuerpo y cuando hacemos ejercicio es una de las zonas que más se resienten. Callos, ampollas, pellejitos y un sinfín de problemas pueden aparecer antes de lo esperado si no ponemos remedio a tiempo. Para evitar que tus pies sufran, te recomendamos que te apliques un exfoliante una vez cada diez días.

Y antes de salir…usa protector solar

Consejo para todos a los que nos apasionan los deportes outdoor. Para salir a la calle a correr es necesario que tengas siempre presente esta regla de oro: usa SFP de más de 30 para evitar que los rayos de sol hagan estragos en tu piel. Da igual que el cielo esté cubierto o que llueva (como en estos días), el astro rey consigue penetrar a través de las nubes y es capaz de hacer casi el mismo daño que en los meses de buen tiempo. Incluso “el mismo sudor puede generar un fenómeno de reflexión de la luz y aumentar la radiación solar acumulada”.

 

 

Artículo original de Elle