Detrás del característico gesto se encuentran las peticiones de los fotógrafos, pero hay más razones
Uno de los motivos para que los atletas muerden sus medallas es la petición de los fotógrafos para los que la escena se ha convertido en «una obsesión». Además, se ha convertido en un momento tan icónico que es fácil de vender. Por lo tanto, no se trata exclusivamente de una acción espontánea de los deportistas.
Atendiendo a una perspectiva histórica, el gesto también tiene sus antecedentes. Y es que en el pasado la gente mordía los metales para comprobar su autenticidad. El no oro es, en estado puro, un material excesivamente duro por lo que si al hincarle el diente quedaba una marca, sería una muestra de su calidad.
El oro tiene una puntuación de 2,5 en la escala de dureza de los minerales de Mohs, mientras que el esmalte dental es más duro, y alcanzaría unos 5 puntos. Así, -y aunque hay que tener en cuenta que las medallas no están fabricadas de oro puro sino mediante una aleación – los dientes de los campeones dejarán una marca en el codiciado premio. No obstante, el caso de la plata es diferente ya que tiene una dureza considerablemente mayor que el oro, por lo que el característico mordisco no dejará una muesca en esa medalla.
Fotografía José Javier Jatar