Correr para los niños es algo natural y enseñarles a correr es la mejor herencia que les podemos dejar a nuestros hijos

Los más pequeños tienen una tendencia natural a moverse y jugar, pero ¿Cuándo pueden comenzar a correr los niños?. Este es un tema que crea muchas dudas entre los padres sobre a que edad pueden comenzar a correr como deporte. El trabajo de los padres, profesores y entrenadores es saber aprovechar ese instinto natural y procurar convertirlo en una forma de vida saludable.

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Anima a los niños/as a correr con juegos fáciles, pequeñas carreras de 20 m con sus amigos, relevos, saltos de pequeños obstáculos, el escondite. Te sorprenderás de cómo mejoran las niñas y de que no hay diferencias entre sexos, cuando son pequeños.

Lo primero que se debe entender es la diferencia entre practicar un deporte y hacer alguna actividad física. Cuando se habla de realizar algún deporte, se enfoca a nivel de la competición, mientras que la actividad física es la práctica de ejercicios. Esta última puede ser incluida en la rutina de los pequeños, desde corta edad.

De hecho, correr es algo que ya forma parte de la infancia y que se suele incorporar en los niños desde que van a la escuela; pero que se puede reforzar en casa. Todo esto podría ayudar a que en el futuro lleven una vida unida al ejercicio y evite que sean sedentarios.

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En cualquier tipo de deporte, los niños deben asociar la idea de diversión o juego al movimiento. Esta idea tan simple, es quizás la más difícil de conseguir para los padres.

Lo mejor en los niños es la variedad

Es importante que no te angusties si tus hijos se dan por vencidos, se aburren o no quieren volver a los 2 o 3 meses de haber iniciado clases de running, natación, fútbol, béisbol o cualquier otra. Sobre todo desde los 2 a los 5 años esto es algo más común de lo que parece, e incluso es bueno que los pequeños experimenten diferentes actividades. Lo más importante es NO PRESIONARLOS NI OBLIGARLOS, pues esto solo logrará el efecto contrario al que deseas.

 

No los apresures

Los especialistas recomiendan que los niños menores de 5 años no deban entrenar como tal para un deporte, incluyendo el running. Desde esta edad y hasta los 10 años, se sugieren que los trayectos sean cortos, a un ritmo muy lento, y que no pierda la esencia de juego.

A partir de los 10, puedes comenzar a incorporar el running como entrenamiento, sin olvidar que este ha de ser ligero y de duración relativamente corta, tomando en cuenta el nivel de fatiga que se presente. Siempre evitar que los niños menores de 13 años hagan recorridos con más de 5km.

Los mayores de 13 años, pueden entrenar por un máximo de tres veces por semana, en un intervalo de 30-45 minutos. NUNCA TODOS LOS DÍAS. Es importante, además, para su salud y hacerlo un hábito, incluir la práctica de estiramientos y ejercicios de fortalecimiento. Para evitar lesiones o malformaciones en pisada se sugiere combinar los entrenamientos en superficies de menor impacto como tierra o hierba.

Solo desde los 16 años, los expertos advierten que se pueden realizar carreras largas de más de 5km, siempre y cuando los adolescentes estén habituados y entrenados. Por supuesto, que estas reglas no son absolutas.Lo importante siempre es que los entrenamientos de tu hijo han de estar controlados o supervisados por un entrenador cualificado, que pueda asesorarte sobre la intensidad óptima.

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Los beneficios de animarles a llevar un estilo de vida activo desde una edad temprana, repercutirá de manera positiva cuando lleguen a la etapa de la adolescencia y posteriormente cuando sean adultos.

Algunos tips de running para tus niños

A continuación te damos algunos consejos para iniciara tu hijo (a) en el mundo del running y no falles en el primer momento:

1. No le des prioridad a la carrera: Hay muchas carreras y concursos que ayudarán a mantener a tu pequeño motivado, sin embargo, cuando se vuelve una carrera por medallas y premios, pierde su sentido lúdico y educativo. Lo importante es crearle el gusto por la práctica de este y otros deportes, y que quiera mantenerse activo durante toda su vida.

2. Cuida la intensidad: los niños están en plena fase de desarrollo físico, y un entrenamiento de alta intensidad puede dificultar su formación ósea y muscular. Esta sobrecarga en los músculos de los pequeños puede provocar dolores, que suelen aparecer en la noche y confundidos erróneamente con “dolores de crecimiento” o agujetas. Esto solo quiere decir que hay que reducir la intensidad de la actividad física.

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Si en casa corren tanto el padre como la madre, tu hija verá correr como algo tan natural como ir de compras.

3. Ejemplifica: Los niños especialmente menores de 5 años, utilizan a sus padres como un espejo para interactuar con el mundo. Si ven que sus padres entrenan de forma constante, esto los incentivará y les encantará el juego.

Pero no solo los niños se ven beneficiados, muchos adultos se ven motivados por la presencia de sus hijos, para iniciarse su rutina de entrenamiento  y sienten el compromiso de acompañarlos durante la práctica.

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Correr es un hábito y se educa desde la infancia, si la madre es corredora, lo más probable es que la hija la imite y la acompañe en sus carreras, e incluso intente superar sus marcas con una competencia sana.

4. No te enfoques en los entrenamientos: como señalamos anteriormente, pero para reforzarlo, correr en los niños no debe ser una actividad enfocada en mejorar el rendimiento ni tampoco existir la presión por alcanzar unos objetivos. Esto solo logrará que los pequeños se frustren y no quieran volver a practicar el deporte.

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¿Cuándo está contraindicado el running para un niño?

El running puede estar contraindicado para niños que sufran problemas del corazón; en casos de asma o bronquitis que pueden empeorar tras el esfuerzo de la carrera.

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Cada sesión con sus hijos tiene que contribuir de alguna manera a su desarrollo físico, mental o emocional y la progresión en el deporte. Su evolución en el deporte, generalmente también repercute en el desarrollo de su vida, fuera de ese particular ámbito.

Además, otros riesgos parecen estar asociados con la fatiga que pueden experimentar. Los niños y adolescentes se suelen cansar con más facilidad, pues las reservas de glucosa son bajas. Por otro lado, la fuerza muscular es menor que un adulto, por lo que si el entrenamiento está mal diseñado, puede desarrollar lesiones con facilidad y dolores musculares más intensos.