¿Abandonar una carrera? Para muchos corredores no acabar una carrera es un fracaso que trae consigo un puñado de sensaciones y sentimientos
Abandonar una carrera puede se una difícil decisión para un corredor. Esta situación es tomada a veces como un fracaso que produce malestar.
Podríamos establecer tres fases o etapas que tendrán mayor o menor duración dependiendo de múltiples factores, como pueden ser los rasgos personales, el entorno, la existencia de otros proyectos, etc.
Dichas fases se pueden dar de forma simultánea o una detrás de otra, a saber: decepción, cambio de actitud y recuperación.
a) Decepción. En esta fase el malestar es más evidente y continuado. Ponemos en duda la misma decisión del abandono y especulamos que no deberíamos haberlo hecho.
Es fundamental aceptar las emociones que nos invaden así como los pensamientos repetitivos (rumiaciones). Es importante no controlarlos, ni evitarlos, de ese modo pierden fuerza y se van transformado en aceptación.
Entendiendo como aceptación que todo aquello que pensamos y sentimos, en los momentos difíciles, es natural y por lo tanto digno de ser vivido. En esta fase, con la anotación de los hechos acaecidos antes y durante la prueba, podremos dejar las culpas de lado para ahondar en la aceptación.
Conoce sobre el Skipping: Ejercicios para Mejorar tu Técnica de Carrera
b) Cambio de actitud. El abandono ha de ser reestructurado o replanteado como un nuevo aprendizaje y no como algo negativo y/o paralizador. Este replanteamiento está relacionado con ver el lado positivo, y a la vez realista, de todo aquello que nos sucede.
En esta etapa nos centramos en reconocer los pensamientos negativos (no podré correr más esa distancia, no sirvo para esto, etc…) e intentaremos dejar las rumiaciones.
c) Recuperación. En esta fase abordamos las causas del abandono, ya de una manera más sosegada. Nos podemos plantear el mismo reto u otro diferente.
Analizaremos las expectativas y las compararemos con aquellas que teníamos en la prueba que abandonamos. Nos plantearemos unas metas realistas que se ajusten a nuestro estado de forma, a nuestras características como corredores y al tiempo que se pueda invertir.
La motivación a de estar en equilibrio entre el optimismo y el realismo: querer no siempre es poder. Hemos cambiado la estrategia anterior por otra que nos llevará a probar el asalto a otro reto. Es la hora de intentarlo de nuevo.
No pienses demasiado en ello
Es más fácil decirlo que hacerlo. Todos tenemos días malos; somos humanos y hasta los mejores corredores del mundo han sufrido abandonos.
Es algo normal en el mundo de la competición al igual que esa carrera a la que llegaste corto de entrenamiento y rendiste mejor de lo que te esperabas. Los días buenos y malos llegan el día que llegan.
Pensar demasiado en un abandono no es positivo; tienes que dedicarle su tiempo para estudiar lo que ha ido mal y, una vez que tengas tu respuesta, aparcar ese abandono y centrarte en lo que tienes por delante.
Analiza tus errores
Una forma de intentar sacar provecho a un abandono es saber la razón o razones para habernos visto obligados a tomar esta decisión. Es importante ser sinceros con uno mismo, ya que al único que realmente engañamos es a nosotros mismos. Como dice el sabio, algunas veces se gana y otras se aprende.
Intenta analizar si el problema ha sido de preparación (poco entrenamiento, entrenamiento inadecuado, fallo en la nutrición o hidratación previas) o si ha sido un fallo cometido durante la carrera (ritmo inadecuado, fallo en nutrición o alimentación, poco conocimiento de nuestro cuerpo). Solamente una vez que sepas en qué has fallado, podrás arreglarlo.
Tomate un tiempo libre
Sí, después de un abandono no es necesario salir a correr o entrenar como locos al día siguiente. Tómate un tiempo para ti, haz cosas que te gusten y que normalmente no puedes hacer por falta de tiempo.
Busca nuevos objetivos
Una forma de sacarse de la cabeza algo del pasado es pensar en algo del futuro. Por ello, tras un abandono podemos comenzar a pensar en el siguiente reto. Buscar una carrera que nos motive, que nos llene otra vez de ilusión, que nos haga salir a entrenar cada día con motivación.
Cambia tu entrenamiento
Realizar ajustes y cambios en el entrenamiento te podrá ayudar a seguir mejorando. Ese debe ser tu objetivo: calibrar en qué puedes mejorar, que no siempre es dedicarle más horas sin ninguna razón concreta. Se puede mejorar en muchos aspectos, así que céntrate en dos o tres y te ayudará a pasar página y mirar hacia delante.
Asume que el fallo es una opción
Esto se va aprendiendo con el tiempo, pero es mejor que vayas asimilando que lo normal es que abandones en un porcentaje de tus competiciones. Ser consciente de que existe la posibilidad real de que tengas que abandonar te hará estar más alerta con todos los aspectos que puedes controlar.
Te enseñará a comer y beber mejor, a llegar más preparado, a seguir un ritmo que esté acorde a tu nivel. Por eso, el primer abandono suele ser el más duro, porque es el que nos pone los pies en el suelo y el que por fin nos deja claro que todos salimos pero no todos llegamos.