De origen militar, la disciplina ha gozado de un verdadero éxito durante varios años. En todo el mundo, 71 naciones, en su mayoría europeas, están afiliadas a la Federación Internacional de Orientación

Las carreras de orientación tiene muchos puntos en común con el trail running, pero también con un aspecto muy lúdico, la orientación tiene todas las ventajas para atraer a los amantes del deporte en un entorno natural. Sus campeones son regularmente excelentes corredores de trail.

En matemáticas, existen leyes llamadas axiomas donde la prueba es innecesaria. Por ejemplo, una línea recta es el camino más corto para ir de un punto a otro. El más corto sí, pero no siempre el más rápido. El creciente número de entusiastas de la orientación (OC) incluso dicen que en su deporte esto rara vez es el caso.

El principio de las carreras de orientación es simple: solo con la ayuda de una brújula, el orientador debe completar una ruta lo más rápido posible yendo a buscar balizas colocadas en un mapa del área de competencia.

Es fácil sobre el papel, pero mucho menos sobre el terreno. Y sobre todo, es mucho más sutil, porque en este pequeño juego, los más rápidos no son necesariamente los mejores. Necesitas buenas piernas para afrontar terrenos naturales tan exigentes como grandiosos; también necesitas saber cómo usar tus neuronas rápidamente para tomar las decisiones correctas.

Ubicarse con precisión

La clave del éxito es saber interpretar un mapa (los dispositivos electrónicos obviamente están prohibidos), leer las curvas de nivel para evitar una pendiente demasiado pronunciada, aunque signifique hacer un pequeño desvío, avistando cada detalle (un arroyo, una piedra, la ladera de una montaña). colina, un talud, etc.); decodificar la naturaleza del terreno y la vegetación utilizando un código de color específico para los mapas  (cuanto más oscuro es el verde, más difícil es correr, amarillo para prados, etc.) y  un montón de elementos que permiten ubicarse con precisión.

Se trata, por tanto, de una búsqueda del tesoro con la necesidad de correr permaneciendo especialmente concentrado; sabiendo observar el terreno y sobre todo cuidando de no sobrecalentarse para mantener una lucidez imprescindible. En orientación, la expresión «Me desconecté el cerebro» es siempre sinónimo de un gran lío.

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