La actitud pone el foco en el camino hacia la meta, en la manera en la que nos vemos como campeones sin haber conseguido aún el objetivo

Ser campeón no se puede reducir nunca a la meta, a la consecución del objetivo. Si es así corremos el riesgo de sentirnos fracasados si no lo alcanzamos. De hecho conseguir una meta depende de muchos factores, algunos de los cuales están muy lejos de nuestro control y más si cabe cuando hablamos de situaciones de alta complejidad. Sin embargo la actitud es la clave para convertirse en un campeón.

No se nos puede olvidar que siempre somos libres y responsables al cien por cien de nuestra actitud. Nadie nunca podrá tener el poder necesario para conseguir que cambiemos nuestra actitud si no es lo que queremos. Nadie tiene el poder de conseguir que nos rindamos si no es lo que hemos elegido. Nadie tiene poder sobre nuestra libertad a la hora de decidir con que fuerza entrenamos para vernos campeones.

Ser campeón es cuestión de actitud 1
Nadie nunca podrá tener el poder necesario para conseguir que cambiemos nuestra actitud si no es lo que queremos.

Y son miles las excusas que podemos buscar para justificar porque no salimos victoriosos de los desafíos que se presentan ante nosotros. Incluso, ni siquiera somos capaces de identificar muchas situaciones como desafíos apasionantes. Y si no somos capaces de vivir la vida como un desafío, ¿cómo vamos a entrenar con pasión para creernos campeones? Una persona se siente campeona cuando supera un desafío. Si no ves el reto en nada que te rodea nunca tendrás la oportunidad de salir victorioso en tu vida. Siempre te percibirás como un perdedor.

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Me alegro mucho de la victoria de la actitud, de la victoria de quien no se rinde por muy difícil que sea el desafío, de quien es pequeño y valiente, de quien no se conforma con lo establecido y nunca se acomoda, de quien lucha cada minuto, cada detalle.

La vida es territorio de los valientes que creen que la actitud es el camino de la victoria.

Artículo original de Alvaro Merino