Visualizar va más allá de cerrar los ojos y pensar en cosas bonitas y posibles, es más que respirar y repetir que sí puedes hacer alguna actividad con éxito
La visualización es una de las herramientas o estrategias empleadas hace años por los expertos en el deporte, a veces poco valorada, otras veces sub estimada, en su esencia va a depender del interlocutor, mensaje y obviamente del objetivo.
En una experiencia con un equipo hace unos años, me tocó acompañar a una selección universitaria en unos juegos nacionales universitarios, para esa época se llamaban “Juvines” era la competencia más importante en el país, luego de las ligas particulares de cada disciplina.
Llegábamos a la final, invictos, nos enfrentaríamos al mejor equipo posible del otro lado, en su sede, con su gente, con sus barras, e insultos, que lamentablemente en algunos espacios deportivos parece que se compite más por ofender que aupar a sus atletas. Aunque teníamos cierta condición de favoritos, el otro equipo tenía lo suyo y era un reto muy exigente, sobre todo luego de una eliminatoria, larga, dura, de dobles juegos por día, teníamos un equipo inspirado, pero muy cansado.
Además eran jóvenes, alejados de sus casas y familias para lograr una mejor concentración, sobre todo para la semi final y final. Todas estas variables sumaban para tener un equipo un tanto mermado pero motivado. Pero como hablamos en el tema anterior, si estás motivado pero no descansado te puedes romper fácilmente, por lo mencionado había que encontrar la fórmula para que las atletas respondieran de la mejor manera posible, sin dejar de un lado el objetivo de ganar.
Cuando llegó el momento de la charla “técnica”, era mi turno, ¿Qué hacer? ¿Qué decir? ¿Cómo les dices a unos atletas qué hacer cuando saben lo que hacen? y además lo hacen muy bien. Sencillo, no te vas a los músculos, porque ya entrenaron suficiente, no te vas a lo estratégico, porque ya lo estudiaron, no te vas a lo técnico porque ya lo practican y además no es tu rol como asesor psicológico.
Era el momento de “tocar las emociones” el momento del sentir el éxito, de recoger lo sembrado y transformarlo en una medalla, en un logro individual y grupal.
La estrategia comenzó con un “conejo escondido detrás de mí”. Yo les preguntaba: ¿tengo un conejo aquí? ¿Me creen? Fue tal mi insistencia que algunas voltearon para ver si había o no un conejo. Allí fue donde les dije: Así como yo les hago dudar y las manipulo, el contrario lo hará, el público lo hará y su mente lo hará.
La reflexión nos llevó a la importancia del creer, reconocer y valorar todo el esfuerzo realizado, que el punto donde estaban no era casual, que respondía a sus logros, acciones, resultados y sacrificios. Además resultaba vital que reconocieran el camino andado, todas las horas, molestias, rabias, fracasos que habían sucedido antes de llegar a ese día. En pocas palabras, la final era la conclusión para todos los pasos previos.
Así es muy fácil hacer una visualización, están los elementos necesarios para jugar y ordenarlos en la mente. Solo faltaba generar el discurso, el guion estaba escrito.
Con este ejercicio hicimos una visualización increíble, hermosa, llena de energía y mucha pasión, la asociamos (anclamos) a un chasquido con los dedos como simbolismo, para evocarlo si en algún momento del juego las cosas no salían como lo habíamos visualizado o queríamos que sucediera.
El juego fue digno de una escena de Hollywood, el estadio pequeño, pero estaba full, había más gente allí que en toda la universidad, las barras eran insultos, gritos y abucheos contra nosotros, teníamos todo en contra, hasta el score, nos dominaban en pitcheo, defensiva y ofensiva, perdíamos 3 a 1, para un equipo joven, cansado y sin haber estado abajo en el marcador antes, era muy rudo.
En el quinto inning, salí del dugout, levanté las manos he hice el sonido con los dedos, la capitana tomó la batuta, pidió tiempo para hablar con el pitcher, y en unos segundos todas las jugadoras hicieron el sonido de los dedos, fue muy emotivo, levantaban las manos y chasquidos van y chasquidos vienen, el equipo contrario se sorprendió, no sabían que era eso.
El público se burlaba de nosotros, sacaban paraguas, era época de lluvia, y los abrían en señal de mala suerte, las no más de 20 personas que nos acompañaban se sumaron con sus manos, el equipo contrario habló con el árbitro por considerar aquella acción como indebida o anti deportiva, nosotros seguimos fieles al trabajo previo y terminamos ganando la final de ese día. Resultado final 7 a 3. Fue un momento extraordinario, hermoso, increíble, nos invitaron a la radio, salió en la prensa y los del equipo contrario nos acusaron de hacer brujería en el campo.
Para obtener los mejores resultados en tu visualización debes conocer tus lados más oscuros, tus temores, tus bondades y aciertos, fundamentarte en el tiempo invertido, en los resultados previos y en la meta. De nada servirá esta estrategia si no la preparas, si no la asocias a la ruta que has llevado antes el evento decisivo.
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Cerrar los ojos y escuchar música no necesariamente te moverá, te puede relajar si, la conexión con la meta y claridad con el objetivo no se logra un día antes de la competencia, es una consecuencia de un camino recorrido donde conoces sus puntos débiles y aciertos. Es una ruta recorrida, entrenamiento, estrategia, táctica, tiempo, esfuerzo, inversión, emociones y pensamientos que finalizan en una visualización.
Si no sabes cómo hacerlo, estamos para ayudarte y asesorarte, “HabilMente” llegó para desarrollar tus habilidades y mente.
Carlos Armas Parra
Psicólogo y Comunicador Social.
Psicólogo Deportivo.
Consultas presenciales y on line.
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