Ahora las reuniones virtuales pueden crear un “éxodo intelectual” por tener que enfocarnos en pantallas con múltiples personas y con los participantes hablando uno sobre otro, además de las distracciones por los que viven en su propia casa, incluyendo las bien intencionadas mascotas y los niños
“Fatiga por Zoom” o “agotamiento por Zoom” – un efecto secundario de las interminables llamadas y reuniones virtuales en su computadora o en otros dispositivos digitales. No hace mucho tiempo, antes de la pandemia de la COVID-19, que las reuniones se llevaban a cabo en persona, requiriendo una atención completa y modales sociales – pero con pocas distracciones.
“Las video llamadas pueden inundar la mente desde varios ángulos todos de una vez”, explica Michael McDermott, M.D., neurocirujano y ejecutivo médico principal de con Miami Neuroscience Institute, parte de Baptist Health South Florida. “Como humanos, dependemos mucho de las señales no verbales (señales con las manos o con la cabeza) cuando nos comunicamos, para derivar significado. En la pantalla virtual, carecemos de mucha de esa información”.
La falta de contacto personal fuerza al cerebro a trabajar de más para llenar los espacios al enfocarse en las pocas señales no verbales que podemos ver en una pantalla, o en las palabras por sí solas, para derivar significado.
“Su cerebro acapara un 20 por ciento del consumo total de energía de su cuerpo. Por eso, puede ser agotador para alguien cuando este está trabajando de más”, añade el Dr. McDermott.
A pesar de los retos de tantas sesiones de videoconferencias, es demasiado pronto para predecir si este nuevo normal puede estar causando condiciones neurológicas o psicológicas negativas – o al menos no ha habido estudios clínicos sustanciales hasta la fecha.
Las videoconferencias nacieron de la necesidad – y al parecer están aquí para quedarse. A medida que las personas dependen más y más de ellas, es posible que más personas experimenten el ‘éxodo intelectual’ u otros efectos neuropsicológicos. También es posible que la gente se acostumbre más a esa manera de interactuar y que aprendan a ajustarse.
“Harán falta más estudios para determinar si este fenómeno de las videoconferencias puede causar cualquier condición neurológica crónica”, dijo el Dr. McDermott.
Pero no todo es negativo – las videoconferencias han permitido a la mayoría de las personas a permanecer conectadas durante estos tiempos tan difíciles Y existen pasos que usted puede tomar para prevenir el sentirse abrumado por el éxodo intelectual digital de las reuniones por Zoom.
He aquí algunos consejos para aliviar algunos de los efectos:
Haga más llamadas telefónicas. Esto le permitirá enfocarse en una sola cosa: la voz.
Apague su cámara si puede para aliviar el agotamiento mental del Zoom.
Trate de caminar y hablar a la misma vez, si es posible. Esto reduce el estrés y mejora el enfoque.
Tómese períodos de descanso durante las largas sesiones de videoconferencias, y mire hacia otro lado.
Artículo original de John Fernández para BaptistHealt.net