Elegir las mejores zapatillas requiere tener en cuenta aspectos como tu peso, el ritmo al que vas a entrenar, cuántos días a la semana lo harás y cuánto durará cada sesión

Las zapatillas son el elemento principal del equipo del corredor, cuanto más pesado es el corredor mayor amortización es necesaria.

¿En qué hay que fijarse en unas zapatillas para correr?

El hecho de salir a correr con unas zapatillas viejas (para que no te rocen), o no aptas para el running es un grave error. Aunque a priori te parezcan comodísimas, si haces esto, solo conseguirás que a largo plazo aparezca una lesión.

La amortiguación. La gran innovación en este campo llegó con las suelas de un material llamado EVA, otras marcas han añadido aire o gel, para reducir más los impactos y proteger la rodilla. Pero tan importante como la suela es el peso del deportista. Las zapatillas suelen tener un modelo diferente cada franja de peso. Adquirir unas con demasiada amortiguación puede afectar a la estabilidad de la pisada y acabar perjudicándonos.

Disponer de un calzado cómodo y bien adaptado a nuestro pie ya es fundamental en el día a día. Más aún si vamos a forzar nuestro cuerpo haciendo ejercicio.

La estabilidad. La zapatilla tiene que ser suficientemente rígida para dirigir correctamente el movimiento desde que toca el talón en el suelo hasta que lo abandona. Muy relacionada con ella es el control de pronación, es decir, el grado de inclinación hacia dentro al mover el pie. Si es muy acusado, el podólogo nos recomendará unas plantillas adecuadas para corregirla.

Si vas a correr al menos una vez por semana, hazte con unas zapatillas que tengan una buena amortiguación y te resulten muy cómodas, ya que son los dos elementos clave.

La ligereza. Hay tres modelos estándares:
Entrenamiento, que pesan unos 350 gramos. Son las más recomendables para un deportista habitual.
Mixtas: pesan en torno a los de 250 g y son normalmente utilizadas para competir en carreras cortas.
Voladoras: tienen alrededor de 180 gramos, muy ligeras pero limitadas a deportistas profesionales, pues dado su poco peso tienen poca estabilidad y las articulaciones acaban pagándolo.

El dibujo y el material de corte. Eso dependerá de dónde vayas a hacer deporte. Si haces deporte por la montaña necesitarás que la suela tenga más relieve para agarrarse mejor al terreno.

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 ‘caro’, no significa necesariamente ‘mejor’

En el mercado vas a encontrar algunos modelos de zapatillas de cientos de dólares, pero puede que esas no sean las más adecuadas para ti.

De igual modo, no te compres unas zapatillas baratas y endebles, porque si te resultan incómodas te desmotivarás en seguida o te lesionarás más fácilmente, y si se desgastan o estropean muy deprisa tendrás que comprarte otras en poco tiempo.

En definitiva, sé realista con la compra de tus zapatillas. Las hay de gama alta, por supuesto, pero acabas de empezar. Hazte con unas de gama media, y si te enganchas y vas progresando o quieres probar a entrenar en otro tipo de terrenos, ya tendrás la oportunidad de comprar unas zapatillas mejores.

Recuerda que tampoco es bueno alargar la vida de tus zapatillas más de lo debido

La vida útil de unas zapatillas se suele medir en Km y esto varía según el fabricante. Existen apps útiles para medir los kilómetros que llevas con tus zapatillas.

Las propiedades de los materiales con los que se fabrica una zapatilla se desgastan con el tiempo y pierden su eficacia,  fíjate en el deterioro de la suela (como el dibujo de un neumático), cuando veas que están muy desgastadas, sin duda es momento de cambiarlas. Pero el hecho de que no lo estén no significa necesariamente que no tengas que cambiarlas. Si han superado el número de kilómetros para las que están hechas, puede que hayan perdido sus propiedades de amortiguación.