El Running en los niños contribuye al desarrollo y la prevención de enfermedades, pero no se debe practicar igual a todas las edades.

A la hora de iniciar a los niños en el running, hay que seguir unas consideraciones, teniendo en cuenta que están en pleno crecimiento y son más susceptibles a la hora de sufrir lesiones si el ejercicio no sigue un patrón adecuado. Más allá de los beneficios de correr, el running también puede ayudar a los niños a mejorar en otros deportes individuales o colectivos.

Correr ayuda a los niños a evitar el sedentarismo, controlando el peso y reduciendo la obesidad infantil; evita complicaciones derivadas de la misma, como la hipertensión arterial o la diabetes, al mejorar el control y manejo de la glucosa. A edad infantil, este deporte favorece el desarrollo y produce beneficios en nuestro organismo, especialmente en el sistema cardiovascular, al estimular la resistencia y favorecer que el músculo cardíaco trabaje de una forma más efectiva. También mejora el patrón y la capacidad respiratoria, haciendo que los posibles episodios de asma en niños predispuestos sean más leves y mejor tolerados.

Esta práctica ayuda también al sistema músculo-esquelético, impactando de forma positiva en el crecimiento de los huesos y en el aumento de la masa muscular. El running tiene beneficios en la fuerza, la flexibilidad, la agilidad, el equilibrio y la coordinación. Debemos añadir que correr en edad infantil contribuye al desarrollo psicológico y social de los niños, porque favorece la autoestima y, si se hace en grupo, fomenta las relaciones sociales.

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Un método para correr en cada edad

– No es recomendable que se empiece a practicar running antes de los cinco años. A esa edad, son más propensos a lesiones porque se encuentran en la fase de crecimiento. A partir de los cinco se puede comenzar el entrenamiento de forma suave, a modo de juego, con tiempos de carrera cortos, pero sin objetivos de velocidad ni tiempo para una determinada distancia.

– Con 10 años sí se puede comenzar un entrenamiento progresivo y de cierta intensidad, aunque no se recomienda hacer carreras de más de cinco kilómetros hasta los 16 años.

Con respecto a la forma de enfocar el entrenamiento, es muy importante hacerlo a través del juego, ya que de esta forma conseguiremos que el niño se esfuerce sin llegar al aburrimiento que supondría solo la carrera continua.

Otro punto importante es evitar el exceso de competitividad. Es cierto que el hecho de participar en carreras puede servir de motivación para seguir en el entrenamiento, pero si centramos mucho el esfuerzo en la obtención del premio estaremos perdiendo una parte muy importante de la actividad deportiva, la vertiente lúdica y educativa.