Los calambres pueden ocurrir durante la noche, a menudo en la pantorrilla, y se manifiestan como contracturas musculares leves y muy dolorosas. Pueden aislarse o corresponder a un síntoma de determinadas patologías
Los calambres nocturnos son contracturas musculares benignas, que se producen en reposo, y que en la mayoría de los casos afecta a los músculos flexores de las extremidades inferiores. Es por eso que ocurren con mayor frecuencia en la pantorrilla, el pie o los dedos de los pies

El dolor se manifiesta como un dolor repentino, cuando el músculo está completamente contraído y no puede relajarse. El miembro afectado se encuentra en extensión incoercible. El calambre dura desde unos segundos hasta varios minutos y desaparece espontáneamente. Cuando ha durado mucho tiempo, el dolor y las molestias pueden persistir en el músculo afectado.
Causas y factores de riesgo
3.- Deshidratación. Los calambres nocturnos pueden revelar que bebemos pocos líquidos, tenemos una dieta muy seca o vamos al baño en exceso, ya sea por problemas de diabetes, diuresis excesiva por otras causas o problemas renales.
4.- Pinzamientos medulares en la columna vertebral: Los protuberancias, pinzamientos o hernias de disco revelan presión sobre los nervios que van a las extremidades, provocando dolores que pueden tener el músculo en tensión o menos funcionamiento, con los que debe compensar. Por ejemplo, el músculo homólogo de la otra pierna, que hace un sobreesfuerzo y acaba por agotarse, revelándose por la noche en forma de calambre.
5.- Estrés. El estrés nervioso también puede intervenir tanto en la tensión muscular como en la disminución del calcio plasmático y en la diuresis excesiva que disminuye los niveles de potasio y magnesio.
6.- Problemas de la glándula tiroides. El tiroidismo, aunque subclínico (baja incidencia), influye tanto en la diuresis como en los niveles de calcio plasmático.
7.- Obesidad: Las personas obesas suelen tener mala circulación y descompensación iónica. La sobrecarga del exceso de peso también pasa factura a los músculos.
8.- Embarazo. Los requisitos especiales de la embarazada hacen que eventualmente presente agotamiento muscular o deficiencia iónica.
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¿Existe alguna forma de prevenir o evitar los calambres nocturnos?
Los calambres nocturnos se pueden prevenir siempre que adoptemos ciertos hábitos y estrategias.
1.- Una dieta adecuada: Consume más alimentos que contengan potasio, magnesio y calcio.
2.- Ejercicio físico. Si además practicamos ejercicio aeróbico, aumentaremos nuestro ritmo cardíaco y mejoraremos la circulación, irrigando así mejor los músculos.
3. No fumar. El tabaco es un factor de riesgo importante en la circulación sanguínea deteriorada, por lo que dejar el hábito puede disminuir la frecuencia de los calambres.
4.- Bebe agua por la noche y evita beber alcohol. Beba la cantidad necesaria de agua durante el día y la noche para reducir los calambres. También puedes combinar alimentos que contengan mucha agua y evitar beber por la noche.
5.- Evita el azúcar y las harinas refinadas. Evidentemente, este es el lema de los pacientes diabéticos, pero no se limita a esto. El resto de nosotros debemos ser conscientes de que estas sustancias aumentan exponencialmente el colesterol malo o LDL, aumentando así el riesgo de aterosclerosis, diabetes y otros procesos que dificultan la correcta irrigación de los músculos.
