Al terminar de correr, es normal buscar hidratarse con agua fría, aunque muchos creen que tomar agua fría puede ocasionarles un problema. ¿Cuánto hay de cierto en esto?
Al finalizar una larga carrera, es muy habitual que un runners quiera beber agua bien fría para poder refrescarse.
Pero muchos de estos tienen miedo de hacerlo porque suelen decir que esto puede ser peligroso, ya que provocaría un desmayo o que el cuerpo entre en un estado de shock.
Pero en realidad eso es sólo un mito más de los tantos que se instalan y vuelven virales.
Lo primero que hay que dejar en claro es que por supuesto, rehidratarse después de una carrera es esencial para evitar la deshidratación y disminuir la temperatura corporal interna.
Mantenerse adecuadamente hidratado incluso se ha relacionado con el aumento en el rendimiento físico general y la función cerebral, según una investigación de la Universidad de Connecticut (Estados Unidos).
Seguido a esto abría que agregar que hay dos problemas que son los que podrían causar que alguien se desmayara luego de un entrenamiento intenso en climas cálidos, y que no tienen que ver con esa falsa creencia.
Un de estos puntos es que hay que tener en cuenta es el de sufrir un cambio repentino en la presión arterial.
Si un corredor está corriendo y para de golpe, puede ocurrir que se sienta mareado, aturdido y que incluso termine inconsciente.
Esto ocurre porque cuando se hace ejercicio, especialmente con calor o alta intensidad de exigencia, el líquido llega a las extremidades del cuerpo para mantenernos fresco. Al entrar en una fase de enfriamiento, el flujo sanguíneo se redistribuye de vuelta al núcleo y al cerebro.
Pero si se para repentinamente lo que ocurre es que la presión arterial no ha tenido tiempo de recalibrarse.
Esto provoca un flujo sanguíneo insuficiente al cerebro, que ocurre con mayor frecuencia cuando la presión arterial es demasiado baja, lo que puede causar una pérdida temporal de la conciencia.
Para evitar que esto ocurra hay que pasar de la ejecución a la recuperación lentamente.
El otro punto que hay que prestarle mucha atención es a la posibilidad de sufrir una insolación. Una señal de eso es cuando la piel comienza a ponerse demasiado roja durante, o después, de la carrera.
En estos casos es importante refrescarse e hidratarse, lo más recomendable en este caso es beber agua fría mientras se camina despacio, en lugar de sentarse inmediatamente después de terminar la carrera.
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Porque en ese caso sí se puede comenzar a experimentar síntomas de un golpe de calor, náuseas, ver manchas, un cambio drástico de humor y dolor de cabeza.
El enfriamiento es vital, pero también lo es la hidratación adecuada, porque a medida que las temperaturas suben se suda más.
La sudoración es el mecanismo que tiene el cuerpo para enfriar la piel y bajar la temperatura interna, lo que significa que se pierde mucho líquido.
Sin suficiente agua antes del ejercicio, se corre un mayor riesgo de deshidratación. Y la deshidratación también puede hacer que los efectos del calor sean más pronunciados, ya que puede provocar una caída en la presión arterial.