Muchos son los comentarios acerca de cuál es el tamaño perfecto, pero todo dependerá del uso que se le dé.
“Es muy pequeño, pero para lo que yo aguanto me sirve» dice la señora del parque, “Es grande y me sirve por lo menos durante 3 horas” refiere el joven deportista. Las muchachas del grupo discuten sobre cual les ajusta mejor y hasta de qué color lo prefieren.
Pero lo que realmente importa a la hora de escoger adecuadamente un sistema de hidratación, es conocer qué tanto agua o bebidas isotónicas debemos consumir.

¿Cuánta agua se debe tomar?
Normalmente se recomienda la ingestión de 1 L de agua por cada hora de actividad física intensa, pero esto resulta un poco ambiguo y se lo debe tomar como una referencia. Para determinar las necesidades reales hay que tomar en cuenta el clima, la temperatura, la elevación, la salud, el peso corporal, el nivel y la intensidad de la actividad física.
También es importante tomar en cuenta:
• A mayor temperatura ambiental, más agua o bebidas isotónicas se debe tomar.
• A mayor elevación sobre el nivel del mar, más agua o bebidas isotónicas se debe tomar ya que la baja presión atmosférica hace que perdamos agua más fácilmente.
• A mayor peso corporal mayor transpiración, por lo que el requerimiento de agua es mayor.
• A mayor intensidad en el ejercicio mayor transpiración, por lo tanto mayor necesidad de más agua o bebidas isotónicas.
Si ya se está claro sobre cuanto líquido se debe consumir entonces es hora de escoger un sistema de hidratación.
RIÑONERAS:
Para nuestras salidas debemos cargar todo lo necesario, pero nada de lo superfluo. Y qué es necesario y qué es superfluo depende de las condiciones y circunstancias.
Si salimos a correr alrededor de nuestra ciudad, 2 horas por ejemplo, o competimos en pruebas cortas o medias con asistencia, escapes, avituallamientos, agua disponible, terreno más fácil, etc., podremos prescindir de muchos de los elementos inherentes a una prueba o carrera de más kilometraje por alta o media montaña, con largas zonas de autosuficiencia.
Normalmente, podrá servirnos una riñonera en la que podremos llevar lo básico: bidones de hidratación, alguna barra energética, teléfono móvil por si hay algún problema, quizás un impermeable muy ligero y compacto. Todo está perfectamente a mano, y en ningún momento tendremos que desprendernos de la riñonera para alcanzar algo que necesitemos. De hecho, ni siquiera tendremos que frenar la marcha para poder hidratar o extraer el impermeable.

MOCHILAS
Una mochila para correr por montaña no puede impedirnos la carrera. Por esta razón, a diferencia de mochilas de otro tipo, su diseño intenta parecerse a una segunda piel que no nos impida movimientos, y sobre todo que consiga que la carga no nos desequilibre y no se mueva al correr.
Las casas dedicadas a la fabricación de estos equipos descubrieron que la mejor forma de conseguir esto es creando una especie de chaleco adaptado al cuerpo y por el que vaya distribuido el material.
Evidentemente la ventaja de este diseño es su gran ergonomía que no impide ningún movimiento, y la distribución del peso por delante y detrás a lo largo de mayor extensión, que no desequilibra y hace que sintamos que llevamos “menos” peso.
Sin embargo se sacrifica la comodidad y la funcionalidad frente a la prestación, resultando demasiado opresivas para muchos corredores populares y avanzados, que suelen elegir mochilas que son más bien una mezcla entre una mochila de carga y un chaleco, también especialmente diseñadas para corredores. Son menos radicales y ceñidas, más cómodas.
Por eso, aunque todas las mochilas para carreras tienen un aire de chaleco, diferenciaremos entre los chalecos propiamente dichos, muy técnicos, para aquellos que corren y buscan el mejor tiempo y el mayor rendimiento; y las mochilas que, aunque tienen un gran ajuste y aire de chaleco, son más holgadas, para el resto. El corredor medio, y aquellos que andan más tramos en ultras, y en subidas, preferirán esa mayor comodidad.

Unas y otras suelen tener tallas para un ajuste perfecto. Un problema de los chalecos es que la correcta elección de la talla es fundamental; en caso contrario, iremos incómodos.
Por esta necesidad de ajuste, se han creado unos cuantos modelos específicos para la anatomía femenina.
Chalecos o mochilas deben de tener, además, suficientes compartimentos para cubrir las necesidades de un ultra trail (ropa, comida energética suficiente, hidratación, incluso crampones), y algún tipo de sistema portabastones. Algunas llevarán hasta funda de lluvia.
Corriendo por el desierto y grandes espacios necesitaremos una mochila con capacidad. Y todo esto debe estar, sí o sí, accesible. Salvo rara contingencia, para las maniobras normales no deberíamos tener que quitarnos la mochila. Por eso ,además de por la distribución de peso, encontramos zonas de carga en el cinturón, parte superior de los hombros, etc. Incluso la mayoría permiten la extracción de bastones sin quitar mochila y sin detenernos.

Con respecto a la hidratación, lo recomendable es llevar sistema de hidratación con bolsa interna y tubo. Esto nos permite beber sin modificar casi ni el gesto. También portabidones.
El sistema de hidratación interno por bolsa y tubo tiene ventajas evidentes, pero un inconveniente: para rellenarlo, hay que quitarse la mochila y, en ocasiones, extraer la bolsa de la mochila.
La hidratación por bidones tiene el inconveniente de que hay que modificar los movimientos en carrera para beber; pero tiene dos ventajas: no hay que quitarse la mochila para rellenar (más cómodo y rápido), y prácticamente todas las mochilas tienen 2 portabidones: esto nos permite llenar uno con agua y otro con bebida isotónica, por ejemplo.
MOCHILAS PEQUEÑAS (DE 3 A 7-8 LITROS)
Este tipo de mochilas son muy buenas para pruebas cortas y hasta 45 kilómetros, siempre que sean carreras en las que las zonas de autosuficiencia no sean largas. Las más pequeñas, de 3 litros, permiten llevar lo mínimo indispensable; las de 8 pueden servir a algunos para pruebas más largas que 45 kilómetros.
MOCHILAS GRANDES (8-10 LITROS HASTA 20 LITROS)
Si bien en este grupo encontraremos mochilas de hasta 20 litros, si de correr se trata, no suele sobrepasarse los 12 litros. Entre 10-12 litros está el estándar de capacidad.
Nos dan una gran autonomía, y en ellas podemos llevar todo lo necesario e imprescindible para nuestra seguridad, tanto en ultras como en incursiones en alta montaña o condiciones complejas de terreno y clima.
Son las más complejas de diseñar, por su mayor carga que inevitablemente tiende a moverse, pero hay que destacar que, en estos momentos, cualquiera de estas mochilas permiten correr perfectamente sin problemas, oscilaciones ni desequilibrios.
Verdaderamente, los diseños están muy afinados, evolucionados y probados, y dan unas prestaciones espectaculares al corredor de montaña tras superar los fabricantes con nota lo complejo del diseño
Las más usadas, con diferencia, tienen entre 10-12 litros, que se ha convertido en el estándar de capacidad. Con el material actual, la mayoría puede llevar en ese volumen todo lo necesario para una ultra o cualquier salida sin comprometer su seguridad.
Estas mochilas de gran capacidad son muy polivalentes. Para correr, son mejores las de menor volumen. Pero tienen la ventaja de que, además, son muy eficaces para trekking ligero o rápido, senderismo de día, etc.
El único que parece no necesitar nada es el marciano de Kilian, pero para nosotros los humanos como podrás ver el tamaño siempre importa.