A partir de la llegada de la menopausia mi cuerpo cambió, de ser un cuerpo relativamente normal, no fit, pero a mi me gustaba, de pronto la grasa comenzó a rodear mi abdomen para hacer mi vida infeliz por ello

Luchar para perder peso, estresándose por contar calorías y sientiéndose culpable por lo que comemos, no creo que sea algo psicológicamente saludable. No hablo de que no me interese por la salud, o que tenga que molerme haciendo abdominales para quemar las calorías de más, pero estoy interesada en un esquema que me permita comer sin culpas.

Cambiar el enfoque y abrazar la vida

Correr es sin duda alguna el mejor ejercicio de «cardio» que podemos hacer para quitarnos esos kilos de más, ya que quema en promedio casi 100 calorías por cada 10 minutos que estamos en movimiento.

Pero aquí está la cosa: la pérdida de peso nunca ha sido mi motivo para salir a correr,  para mi es una consecuencia, pero ahora que tengo estos kilos de más siento que «debería» correr y se me quitan las ganas.

Lo que me interesa es correr

Para mí, correr se trata de empoderamiento, se trata de la alegría, la presencia, el escapismo, el tiempo libre y el alivio del estrés. Se trata de kilómetros recorridos, no de calorías quemadas. Se trata de la fuerza, de la felicidad, se trata de agallas y determinación. He aquí porqué creo que debería cambiar mi enfoque y preocuparme menos por la pérdida de peso.

Para mí, la salud se trata de tomar las cosas con moderación. Se trata de cocinar desde cero y entender los ingredientes, se trata de alimentos frescos y coloridos, de disfrutar lo que comes. Se trata de no sentir que ‘has fallado’ de alguna manera porque también te gusta el pastel, la cerveza, el vino y la pizza.  Se trata de hacer ejercicio por diversión, porque la fiebre de las endorfinas te hace sentir bien. Es básicamente el balance de 80/20; come de manera saludable aproximadamente el 80 por ciento de las veces y no te estreses por ese pastel de chocolate que te provocó.

Hacerme más fuerte, no necesariamente más delgada

En pocas palabras, quiero concentrarme en lo que mi cuerpo puede hacer, no en su aspecto. Esta es una mentalidad tan positiva para adoptar, no digo que sea fácil, porque cada día que me pongo los pantalones y no me sirven, entro en un estado de shock anímico espantoso, me miro al espejo y no quiero ponerme un bañador más nunca.

Pero por salud mental quiero concentrarme en los kilómetros recorridos, no en las calorías quemadas. Trabajar mi «core» , porque su fortaleza me ayudará a ponerme en forma más rápido y reducirá el riesgo de lesiones. También vale la pena señalar que el músculo es más denso que la grasa, así que es probable que no pierda mucho peso, pero mi nueva mentalidad de «fuerza» verá cómo cambia la forma de mi cuerpo.

Quiero participar en una carrera porque trabajar para lograr un objetivo positivo es edificante.

Volver a lo básico y ser un buen ejemplo a seguir

Necesitamos energía para correr. Tendremos una experiencia de carrera más feliz y positiva si estamos bien hidratados y hemos consumido las calorías adecuadas un par de horas antes para darle con todo a esos kilómetros. Leí aquí mismo en La Fragua sobre el hambre real y el hambre emocional, voy a revisar esos artículos y literatura relacionada para ver qué debería comer y poder escoger dentro de la oferta de los supermercados de mi país qué quiero comer. Yo admiro mucho a los nutricionistas, pero estoy convencida que no quiero ser de esa «religión» que anda con la comida encima todo el tiempo y con una alarma para sus meriendas, eso noooo.

Me gustaría que en este plan que tengo de cambiar mi esquema, convencerme y que la gente que me lea también se convenza de esto: la autoestima no se mide por el tamaño de un vestido o la circunferencia de nuestra cintura, tenemos que educarnos para no vivir luchando contra nuestro cuerpo, debemos estar orgullosos de nuestros cuerpos, cualquiera que sea su tamaño y también orgullosos porque corremos, porque somos fuertes y nos gusta el pastel.

Disfrutemos este momento

No todos los corredores son delgados y de apariencia atlética, realmente somos un grupo ecléctico de todas las formas y tamaños. ¡Viva la diversidad!. Así que disfrutemos de ser un corredor AHORA, sea cual sea nuestro tamaño y habilidades. Disfrutemos haciendo progresos, pero también disfrutemos el momento, incluso si nos duele.

Correr vale la pena: por la alegría, no por el tamaño del vestido que puedes lograr o no.

Opté por expresar mi día a día de esta lucha con el peso y con la menopausia a través de las redes sociales, porque quiero un desafío, y porque lograr algo nuevo es emocionante y empoderador.