Si todo intento de hacer dieta ha resultado infructuoso, si una vez terminado el plazo vuelves a comer de todo, si no puedes evitar darte gusto con algunos alimentos que sabes que te engordan, es hora de darle un tratamiento diferente al tema del peso
El éxito o el fracaso de tu intento de perder peso no solo depende de su cuerpo, sino también de su actitud y sus pensamientos. ¡Lo que muchas personas no se dan cuenta es que la pérdida de peso comienza en tu cabeza!.
Hay algo más allá de las razones obvias del sobrepeso, uno no engorda nada más porque come demasiado. Lo que estamos diciendo es que la manera en que pensamos acerca de las cosas puede afectar las elecciones que hacemos. Los pensamientos y procesos mentales afectan nuestros hábitos alimenticios.
Para dejar de comer como locos y moderar nuestras comidas debemos empezar por saber exactamente qué sentimiento nos está llevando al atracón. A veces comemos porque tenemos estrés, porque estamos deprimidos, o a veces por aburrimiento.
¿Cómo cambiar la mentalidad y la visión sobre la comida?
Identifica tus disparadores: Siempre hay un ‘algo’ que nos desata las ganas comer (y no es el hambre). Toma una pluma y escribe lo que sientes cada vez que te invaden esas ganas repentinas de comida.
Encuentra una nueva actividad: Remplaza tu necesidad de comida. La próxima vez que te dirijas al refri por tu botanita, piensa dos veces y mejor sal a tomar un paseo. Si estas aburrido encuentra un hobby, en fin, haz cualquier otra cosa. Súbele a la música y ponte a bailar.
Acepta tus emociones: Puede que te duelan, pero es mejor aceptarlas y sentirlas para poder tener control sobre ellas. Cuando las evades solo buscas distraerte y ahí es cuando tu mente se desvía y piensa en comida, mucha comida.
Come de forma consiente: Aprende a concentrarte cuando comes, concéntrate en nutrir tu cuerpo y aprende a reconocer cuando sientes realmente hambre. Sé consciente de tus pensamientos, emociones y sensaciones físicas. Solo tienes que escuchar tu cuerpo.