Entender el metabolismo como la forma de obtención de energía en el esfuerzo físico, te dará herramientas para tu rendimiento y la satisfacción de conocer lo más minucioso de tu bioquímica correlacionada a tus esfuerzos en entrenamientos o competencias

Lo primero que vamos a explicar es lo que significa el metabolismo, y no es más que el conjunto de reacciones bioquímicas que ocurren en las células y en el organismo, que tienen la cualidad de cambiar químicamente la naturaleza de ciertas sustancias con una finalidad útil. Mediante estas reacciones metabólicas, el músculo es capaz de obtener la energía necesaria para su contracción; degradando las principales moléculas nutritivas como las grasas, carbohidratos y proteínas.

Existe un aspecto muy interesante, y es que el metabolismo se entrena, éste puede mejorar y ser más eficiente en la medida que nuestro cuerpo se adapta a las diferentes cargas y metodologías de entrenamiento.

Consideraciones metabólicas

La grasa corporal es un tejido presente en los humanos, lo es porque se compone de un conglomerado de células llamadas adipocitos; estas almacenan con gran capacidad moléculas de triglicéridos y son usadas como aportadores de energía por vía aeróbica, es decir, en las actividades físicas de leve a moderada intensidad por tiempos prolongados donde la disponibilidad de oxígeno es suficiente. La obtención de energía por vía aeróbica no se limita sólo al uso de las grasas, sino también a la dotada por los carbohidratos.

actividad física y metabolismo
Los cambios metabólicos tienen su base en reacciones bioquímicas de los seres vivos que permiten el intercambio de materia y energía con el exterior. Practicar deporte es un ejemplo de ello, ya que provoca variaciones en el metabolismo que favorecen el sistema cardiovascular y protegen de enfermedades como la diabetes.

Los corredores de fondo entran en la categoría aeróbica predominante, aunque hay que tomar en cuenta que en ciertas ocasiones pudieran pasar por tiempos más cortos en estatus anaeróbico por aumento de la intensidad de esfuerzo, con la subsiguiente fatiga; En este último caso los carbohidratos toman la batuta en el metabolismo en la obtención de energía desplazando a las grasas, con la consecuencia de producir  ácido láctico o lactato (forma ionizada del ácido láctico).

La vía metabólica de obtención energética para la contracción muscular en ausencia de oxígeno que se da en los mencionados esfuerzos intensos, usa el carbohidrato en reacciones bioquímicas denominada “glucólisis anaeróbica”; cuando estamos en esta situación se produce ácido láctico o lactato y el músculo tiende a la fatiga. Es por ello que la acumulación del ácido láctico o lactato pasó a ser uno de los enemigos del rendimiento deportivo.

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Sin embargo esto no es del todo cierto, debido a que el lactato puede abandonar el músculo usando la sangre y alcanzar el hígado, donde este órgano lo transforma nuevamente en glucosa; luego, este carbohidrato tiene la capacidad de llegar nuevamente al músculo por la sangre y servir como aportador de energía renovada. Este circuito metabólico se conoce con el nombre de “ciclo de cori”. Adicionalmente se conoce que el ácido láctico también puede ser usado como combustible energético por el músculo.

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De esta manera, todo depende del balance entre la producción de ácido láctico y su remoción, y evidentemente afectar en mayor o menor medida el rendimiento deportivo y la recuperación.  Es decir, si la producción supera la remoción, este se acumula y contribuiría en mayor medida a la aparición de la fatiga; y si por el contrario, lo producimos en menor medida y la remoción es suficientemente efectiva la aparición de la fatiga se retardará.

Las proteínas también tienen la capacidad de aportar energía, pero lo hacen en una proporción considerablemente menor comparada con las principales moléculas energéticas: las grasas y los carbohidratos.

La grasa y carbohidratos como reserva

El tejido adiposo o graso es una fuente energética de reserva muy duradera y su consumo es muy eficiente; lo que garantiza el sustento de actividades aeróbicas por largos períodos, que podría ser el caso de un maratón o carreras de mayor kilometraje.

El carbohidrato también se almacena en el músculo e hígado en forma de glucógeno muscular y hepático; este es más limitado que las reservas grasas, es decir, se agota primero; pero su aporte también es importante para la contracción muscular en el movimiento corporal y deporte.

En términos prácticos, el deportista debe contar con un óptimo metabolismo y nutrición; con adecuadas reservas grasas de carbohidratos y proteínas, que le aporten y cubran los requerimientos de calorías y nutrientes en las fases de entrenamiento, competencia y recuperación; para afrontar exitosamente los desafíos deportivos.

“El éxito deportivo depende en gran medida del estado nutricional del deportista, su alimentación y efectividad de la maquinaria metabólica que se entrene’’.